No corresponde discutir nuestra ética, probada en 110 años, con el Presidente, ni vamos a dedicarnos a otros archivos. Es triste que su única defensa sea desviar el tema y acusar genéricamente a quien lo cuestiona. La explicación presidencial sobre el trámite de Alfie es insostenible.

1) El Presidente dice que la Ministra no podía hacer otra cosa que firmar, y a su vez dice que cuando él se enteró actuó. Pero sin la firma la exoneración no sale. ¿La Ministra otorga una exoneración a un integrante de su gobierno sin siquiera advertir el problema ético y político?

2) El Presidente dice que Alfie hizo la solicitud “en el periodo anterior”. El propio Alfie dice que fue en diciembre de 2019, el mismo mes en que Lacalle anunció que sería el director de OPP. Ese detalle, que aunque no hace al fondo no es menor, el Presidente lo omite. El Presidente también omite señalar que la resolución es de este año. Es decir, que todo el proceso se dio bajo su gobierno.

3) El Presidente dice que lo de Alfie-Arbeleche no es una falta ética pero que “no le parece conveniente”. A juzgar por su accionar (el 5/3 sobre una resolución de su gobierno del 11/2) la situación no resultó conveniente cuando se hizo pública. ¿Conveniente o no para quien?

Cada vez es más claro que Arbeleche y Alfie deben renunciar. Y el gobierno “que ya no tenía excusas” ni iba a “hablar más de herencias” debe hacerse cargo de sus responsabilidades en lugar de atacar a los demás y sembrar división.

Dicen que una vez, y no hace tantos años, un dirigente herrerista dijo que el futuro del país se dirimía entre el herrerismo y el socialismo, pero no estamos discutiendo eso sino la ética en estas acciones de gobierno. Volvamos al tema, Presidente.

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